El caballo. Una rutina semanal



La decisión de apuntarle a equinoterapia no fué de la noche a la mañana, ni sólamente voluntad mía.
Tampoco del padre.
A medida que Pau iba al psicólogo, al psiquiatra, a la pediatra e incluso a medida que iba hablando con familia, que me iba informando por internet e iba leyendo, iba descubriendo que existian terapias alternativas que podía beneficiar mucho a niños con espectro autista, entre otros.
Y fué cuando comprendí que no podía aportarle nada negativo, más bien todo lo contrario. Al no tener nada que perder decidí buscar por internet y llamar a una asociación competente.
A raiz de una entrevista telefónica con el responsable llevé a Pau para ver la aceptación que tenía y fué tan positiva que lo apunté.

No hace falta tener una discapacidad para que te beneficie un animal.
Cualquier animal dócil puede destacar puntos del niño que siempre hubiera tenido escondidos.
Pau cada martes tiene una cita, una cita con un caballo de terapia.
La terapia con caballos, no es montar en él dando vueltas al ruedo. La terapia con caballos (equinoterapia) significa peinarlo, lavarlo, preparar todos los materiales para el caballo, montar en él, abrazarlo, bajar de él, darle el premio y despedirse de él.
Crea un vínculo estrecho, que cada vez va acentuándose más. Pau consigue confiar en sí mismo y en el caballo.
En el transcurso de la semana Pau espera ilusionado esa cita con "su caballo".

Los propósitos para Pau no los elijo yo, ni los especialistas. El objetivo es la mejoría en sus puntos débiles. Para ello la escuela de Pau hace un I.P (Informe Personal) del niño y los terapeutas trabajan de la manera correspondiente para el beneficio del niño.
Con un equipo competente de terapeutas, Pau entregando su confianza y el caballo su amor, es más que suficiente para alcanzar el objetivo propuesto.



PD: sonríe