Con Pau tenemos que tener mucho cuidado con lo que decimos.
TODO se lo toma literalmente. Absolutamente todo.

Con los años ha aprendido que el término "Me voy volando" no significa que saco las alas del armario y salgo por la ventana.

Pero se necesita tiempo, paciencia y humor. Humor para reirte con él y asumir que es una condición y ya está, no es cuestión de enseñarle yo, es cuestión que tengo que saber que aprenderá lo que pueda conforme vaya pasando el tiempo.

Sin querer medimos nuestras propias palabras, casi por instinto.

Pau no entiende las bromas como tal, casi se lo toma como una mentira y le puede ofender. Hasta que las conoce, las entiende y las asume. Casi igual que con las frases hechas, como explicaba antes.

¿Ironía? Para Pau no sirve que demos a entender algo diciendo frases contrarias. No lo va a entender, simplemente.

Si queremos decir algo, lo decimos sin más vuelta de hoja.

Si su hermana es una niña de dos años y me escucha felicitándola diciéndole algo como:
- ¡Muy bien Eva, que grande eres ya!

Pau seriamente me dice:
 -No es grande, es pequeña. ¿No ves que es pequeña?

Es por eso que da la sensación que Pau es frío. No es eso, simplemente quiere realidades.

Por otro lado es un niño extremadamente crédulo, es por eso que la fantasía cree que está en el mundo real, pero puede llegar a confundirse peligrosamente (por esa razón ha de medicarse).

Los Reyes Magos existen, Papá Noel, El Cagá Tió, la Castanyera es de verdad una única persona que reparte castañas a los niños (como en los cuentos), existe el Ratoncito Perez, los extraterrestres, el hada azul, Mickey Mouse y todo lo que forme parte de la fantasía.

Y sí, en febrero cumple 10 años.

Es un tema que me preocupa bastante. No me preocupa que crea aún en todo eso, es una ilusión para él que yo no soy quién para quitársela, (hasta que un profesional me aconseje lo contrario).

Me preocupa qué reacción puede tener él cuando se entere que todo es una ilusión, que nada es verdad.
¿Cómo deberé afrontar la situación?

Según la dentista aún tiene unas cuatro piezas de leche por cambiar y la semana pasada se le cayó un colmillo.

Pau no encontraba el colmillo y le redactó una carta al Ratoncito Pérez, pidiéndole perdón, mientras tanto Pau lloraba creyendo que el Ratoncito Perez no se acordaría de él y que la carta no valdría para nada.

Evidentemente vino el Ratoncito Perez, le regaló una chocolatina y le escribió una carta explicándole lo buen niño que es.

La cara de Pau mientras leía la carta era para filmarla.
Qué ojos y qué sonrisa más sincera.

Pues aunque sea un tema que puede resultar problemático, trato de darle la vuelta a la tortilla y disfrutar su inocencia a tope.
Me ilusiono con él, fantaseo con él y viajaré al País de Nunca Jamás con él.

Se lo he prometido.